(Hemos cambiado de mapa porque la zona de hoy no llegaba a salir en el otro)
Esta mañana nos despertamos reventadísimos por habernos acostado tan tarde la noche anterior. Cuando bajamos a desayunar nos encontramos con una cola enorme de gente esperando a entrar en la cocina para servirse el desayuno, y es que justo coincidió que el día anterior habían llegado un grupo de sudamericanos tipo Scouts (pero no son Scouts) y estaban todos allí para desayunar.
Josué terminó de desayunar antes que yo, y subió él sólo a la habitación para que no se le hiciera tarde. Cuando estaba cepillándose el pelo frente a un espejo que hay en la habitación, oyó que tocaban la puerta. Primero pensó que era yo, pero luego abrieron la puerta (y yo no tenía llave). Cuando se fue a dar cuenta, tenía tres policías metidos en la habitación que revisaron las camas una por una, abriendo las cortinas para ver quién estaba dentro. Algunos de la habitación, que estaban medio-dormidos todavía, se asustaron cuando les abrieron sus cortinas. Al final, abrieron la última que quedaba, donde se encontraba su objetivo, y despertaron al chico (español) que dormía allí. Justo esa cama estaba en frente del lavabo y el espejo donde estaba Josué, así que lo vio todo en primer plano. Mientras el chico se despertaba, Josué fue tan agusto a coger el cepillo y la pasta y volvió a la escena del crimen a lavarse los dientes.
Más o menos en ese momento entré yo en la habitación. Cuando llegué vi la puerta entreabierta y pensé "Josué la dejó abierta porque yo no tenía llave"; al entrar vi que Josué no estaba en nuestra zona, y cuando miro hacia el otro lado -donde el lavabo- me veo a los tres policías allí. Desde mi posición no veía si Josué estaba allí o no, pero traté de disimular mi preocupación yendo a mi cama a esperar.
Josué terminó de prepararse y volvió a nuestras camas, cogió lo que le quedaba y se fue a clase corriendo, que ya era bastante tarde. Al poco de salir él, el chico se levantó de su cama y los policías se lo llevaron (tranquilamente, sin esposar ni nada). Aún no sabemos lo que pasó realmente, pero a ese chico lo habíamos visto en el anterior hostal donde nos quedamos el fin de semana pasado. Una noche que estábamos durmiendo allí, oí que en la calle se habían peleado dos chicos, y había bastante bronca abajo. Eran españoles. Nuestra versión de los hechos es que le hayan cogido por esa pelea, y tal vez por algo más (pues Josué escuchó a la policía decir algo de una segunda pelea), pues él era de los que solía quedarse abajo -en la calle- hasta tarde por la noche. Tal vez el chico se cambió de hostal para esconderse, o a saber.
Bueno, después de esta interesante anécdota, Josué fue a clase y yo me quedé preparándome y buscando ofertas de trabajo. Tenía una oferta para una entrevista o bien hoy o bien el lunes, pero al menos por hoy no estaba muy segura de ir, pues la entrevista -y el trabajo en sí- es en la zona 6 de la ciudad, por lo menos, y es carísimo el viaje hasta allí.
Quedamos de nuevo en la parada de la Academia de Josué y desde allí, decidimos ir a Camden Town y pasar el día allí.
Camden Town es un barrio en la periferia de Londres (es céntrico, pero no es el centro centro), famoso por ser un barrio alternativo; lleno de tiendas y mercadillos super extravagantes. Se considera la capital del rock alternativo en Gran Bretaña. Otro dato curioso, en este barrio fue donde se encontró a Amy Winehouse cuando falleció.
Llegamos ilusionados con ver algo totalmente extraño, un barrio totalmente distinto. Sin embargo, cuando salimos de la parada de metro lo único extravagante que vimos fue a dos chicas vestidas de negro con cadenas y el pelo teñido de rojo. De resto, vimos una calle laaaaarga y normal como las demás de Londres. Además, teníamos otro problema: en nuestro mapa no sale esa zona, por estar demasiado lejos del centro. Así, decidimos caminar por cualquier lado en busca de alguna tienda o lugar diferente.
La calle por la que caminábamos no tenía nada en especial: McDonald's, Burguer King, un Game,... lo más parecido a una tienda de música que vimos fue una tienda de segunda mano. Al final de la calle, ya cansados, vimos un bar -o una sala de concietos, como vimos después- llamado Koko, donde había un buen grupo de góticos, sentados, haciendo cola. Investigando, vimos que esta noche actúa Dir en Grey en esa sala.
A parte de eso, seguimos sin ver nada. Decepcionados, decidimos meternos en alguna otra calle
paralela mientras volvíamos a la parada de metro. Y más de lo mismo: casas residenciales y alguna que otra tasca. Tras mucho caminar, vimos un pequeño mercadillo. Era algo distinto, sí, pero no lo que esperábamos de ese tan famoso barrio.
El mercadillo vendía ropa tipo la del rastro, pero más alternativa.
Por fin, cuando salimos por el otro lado del mercadillo, nos encontramos de repente en una calle que parecía haber aparecido allí mismo. La calle estaba llena de gente de todo tipo, las tiendas tenían ropa por fuera colgadas: chaquetas de cuero, botas tipo New Rock, camisas de grupos, trajes, corsets... Había tiendas de ropa una al lado de otra para aburrir. Cuando intentamos situarnos, nos dimos cuenta de que estábamos de nuevo al lado de la parada del metro: cuando nos bajamos, caminamos hacia el lado contrario y no nos dimos cuenta de que la zona que buscábamos estaba justo detrás nuestro (a dos pasos)... ¡Qué raro en nosotros!
Nos metimos por un mercadillo que de repente se convirtió en un laberinto de zapatos, tenis, botas, ropa, chaquetas... No sabíamos casi ni como salir.
Luego fuimos a varias tiendas de ropa; eran como Pochito, pero bien ordenaditas y a lo bestia. También había bastantes zapaterías que vendían desde Dr. Martens hasta All Star y Adidas. Los precios, algo más baratos que aquí. Entre unas y otras, también había tiendas de tatuajes y piercing. En cuanto a tiendas de música, no encontramos ninguna salvo rastrillos de discos y vinilos, pero algunas habrá por ahí escondidas.
En una de las tiendas por las que pasamos delante, una chica nos dijo que si queríamos pasar a verla por dentro. Nosotros, encantados, entramos para seguir golifiando. Una vez dentro, casi que nos arrepentimos. Nada más entrar vimos que a cada dos pasos había un dependiente mirándote. Además, la tienda estaba toda tirada; sólo había hueco para un pequeño pasillo.
Cuando llegamos al final de la tienda, una de las dependientas -la más rara con la que nos topamos- nos preguntó qué queríamos ver. Josué, para salir del paso, dijo que buscaba camisetas de Deep Purple, y la chica le empezó a sacar camisetas mientras decía "Para ustedes, por ser españoles, les va a costar 20L". Como Josué en verdad no quería ninguna, al momento se las devolvió y la chica gritó a otro dependiente: "¡Nunca más atiendo a españoles! Mira, de todas las camisas de Deep Purple no le gusta ninguna".
Así, riéndonos por compromiso, intentamos salir de la tienda, pero el que suponemos que era el dueño dijo que no, que fuéramos al piso de abajo. Nos acompañó un chico joven y cuando estábamos bajando por las escaleras -que a saber dónde iban a parar- empezó a hablarnos en un español totalmente andaluz. Eso, y que por esa misma escalera subía un grupo de chicas que también estaban mirando la tienda, nos tranquilizó un poco (pero sólo un poco). En el piso de abajo había un montón de chaquetas amontonadas, que el chico intentó enseñarnos.
Cuando subimos, volvimos a intentar irnos, pero nos volvieron a parar el camino diciéndonos que subiéramos al segundo piso. El andaluz nos acompañó y nos enseñó una habitación con pantalones tirados.
Al fin, conseguimos salir de esa casa del terror y, traumatizados, decidimos ir a comer. Salimos de esa calle de locos, y volvimos a la que habíamos visto nada más llegar al barrio, para estar con más tranquilidad. Luego, volvimos a seguir con el paseo.
En cada esquina de aquella calle había un mercadillo -a parte de todas las tiendas. Es más, llegó un momento que dentro de un mercadillo llegamos a otro mercadillo distinto; o de que entramos en una tienda normal y corriente y la puerta de atrás llevaba a otro mercadillo.
Total, que después de ver mil cosas y ya cansadísimos de caminar, volvimos al metro rumbo Bayswater. Decidimos que algún día volveríamos, antes de acabar el viaje, para terminar de ver la cantidad de cosas que nos dejamos.
Y hasta aquí el día de hoy.
El plan de mañana: visitar el British Museum! Claro está, después de dormir bastante, que para algo es sábado.
¡Buenas noches!