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I want to ride my bicycle

lunes, 15 de agosto de 2011

¡Buenos días!

El plan para ayer era visitar el Cartoon Museum, así que, tras aprovechar parte de la mañana durmiendo, partimos hacia allá. El Cartoon Museum está una o dos calles por debajo del British Museum, tal como vimos en uno de los mapas que había a la salida de la parada de metro de Tottenham Court Road. Otra cosa que pudimos ver en ese mapa es que el museo de dibujos animados era bastante, bastante, bastante pequeño. Igualmente, teníamos intriga por saber como era ese museo, así que fuimos para allá.

Esta vez no nos perdimos y llegamos en tiempo récord. Pero cuando vimos qué era realmente el museo casi preferimos habernos perdido. El museo no era más que una tienda de cómics (cómics antiguos y-como mucho- cómics de DC), que tenía en ese pequeño edificio una exposición -o a saber qué. La cosa es que el edificio era enano, tendría dos o tres pisos, pero muy pequeños; y el primer piso estaba ocupado por la tienda. Además, la entrada costaba 3 libras, así que preferimos no pagarlas, ya que el museo no pintaba para nada bien.

Salimos de ahí sin un plan, y tras consultar el mapa, decidimos ir a visitar durante el resto de la mañana la Oxford Street, que nos habíamos dejado hacía un par de días por la lluvia. Además, confirmamos nuestro plan de coger las bicicletas a la tarde, ya que hacía un día espléndido.

Pasamos horas y horas en la Oxford Street. No recuerdo si lo puse ya, pero se trata de una calle muy muy larga con muchísimas tiendas, todas a lo grande.

La primera tienda -que comparada con las demás, era pequeña- que nos dejó atontados fue una graaaaaaaan tienda de chocolates y golosinas. Había golosinas de todos los tipos y colores, y chocolates, caramelos... No pudimos comprar nada porque era bastante caro, pero nos consolamos probando un toffee de chocolate y menta que había en el mostrado.

Descubrimos que el equivalente a las tiendas de los chinos de Tenerife son aquí las tiendas de los hindú, y que en vez de vender ropa barata y juguetes electrónicos con luces, aquí venden trajes góticos, botas Dr. Martens y maletas. A cada lado había tiendas así, que entrabas y no paraban de preguntarte "Can I help, please? Españoles? Les ayudo? Les bajo algo? Quieres probártelo?". Así, salíamos espantados en cada tienda de esa que entrábamos.

Luego entramos en Charts, una tienda de discos, películas y libros gigante. Tenía un gran piso para cada uno. La parte de discos tenía de todos los grupos que quisimos encontrar, y, además, tenía una zona de camisetas oficiales de grupos con bastantes buenos grupos. Los precios tampoco eran caros, así que algún día volveremos por allí. También tenían una zona de objetos curiosos: altavoces con forma de amplificadores, mini futbolín, auriculares con forma de ruedita del volumen... y muchas cosas más.

Saliendo de allí quisimos comer, y a Josué le apetecía probar el KFC (un restaurante de comida rápida donde todo lo que venden es con pollo), así que caminamos por allí en busca del primer KFC que encontraramos. Caminamos, y caminamos... Y pasamos mil McDonald's y otros tantos Starbucks' pero KFC, ni uno. Hartos y con mucha hambre, nos metimos en el siguiente McDonald's que encontramos.

Descubrimos que aquí todas las salsas en McDonald's, Burguer King... son gratis *_* Así que acompañamos la comida con salsa barbacoa... ñam...

Visitamos una tienda Disney, bastante adorable. He de decir que aunque ésta era más grande, la Disney Store de Añaza no tiene tanto que envidiarle, salvo algún que otro detalle de decoración.


Ya cansados de tanta tienda, tanta gente y tanto todo, decidimos ir a buscar las bicis.

En Londres hay en cada par de calles del centro unos aparcamientos de bicis que puedes alquilar. Son muy muy baratas, y muy muy útiles. Cuestan tan sólo 1 libra al día, o bien 5 libras la semana, o 45 libras al año. Cogimos unas en Gloucester Road, una zona que está por debajo del Hyde Park, y de allí pedaleamos por las calles en busca del estadio del Chelsea F.C.

Nos costó adaptarnos a "conducir" por las calles de Londres. Está todo pensado, en las calles suele haber o bien un carril, o bien suficiente espacio, habilitado para las bicis. Casi parece un delito ir con la bici por la acera, así que preferimos jugárnosla por la carretera. El problema es que allí todo es al revés, conducen por la izquierda, y a menudo acabábamos en dirección contraria.

Tras pedalear bastante rato, y mirar un par de veces el mapa, llegamos.

Llegamos primero a la parte de atrás del estadio, y no nos dejaron acercar las bicis hasta el propio estadio. Teníamos que dejarlas en un aparcamiento, solas. Nos daba bastante cosa, además que desde donde estábamos, lo que veíamos de estadio era una cagadilla. Decidimos seguir dando una vuelta por allí a ver si encontrábamos algo mejor, y lo encontramos: llegamos a la verdadera entrada del estadio.

El chico de seguridad nos dijo primero que dejáramos las bicis en el aparcamiento de la parte de atrás, pero luego se compadeció de nosotros y nos dijo que las dejáramos a un lado para sacarnos algunas fotos.

Así hicimos, Josué lo vio un poco por fuera, y se enmonó con verlo por dentro. Tal vez algún día podamos ir a verlo.

Seguimos con nuestro paseo en bici y, como empezaba a atardecer, decidimos volver a Bayswater con las bicis, que en la entrada al Hyde Park hay un aparcamiento de estos. Recorrimos el Hyde Park en un momento, comparado con cuando vamos caminando.

Al llegar al aparcamiento, vimos que estaba totalmente lleno. No había ni un solo hueco para poder aparcar las bicis. Esperamos durante un rato a ver si a alguien le daba por sacar unas, y así meter las nuestras. Un grupo de españoles iban a sacar unas, pero al final -por X razón- se echaron atrás. Tras esperar y esperar, y ver que un montón de gente se acercaba a la máquina para luego irse, descubrimos que la máquina estaba rota, y que por ello la gente no había sacado ninguna bici.

Una chica nos dijo que había otro aparcamiento cerca, nos indicó dónde. Sin embargo, ese también estaba lleno. Seguimos así, hasta el siguiente aparcamiento, y, por fin, pudimos dejarlas.

Josué estaba estresado, porque jugaba el Madrid contra el Barça y no se lo quería perder. Compramos refrescos y porquerías para ver el partido, y corrimos al hostal para verlo. Probamos a verlo en el portátil, pero no conseguíamos ver la transmisión en directo de RTVE, así que bajamos a la sala de la TV a ver si lo habían puesto. Y, efectivamente, allí estaba un montón de gente viendo el partido.

Fue divertido ver el partido con tanta gente, había tanto del Madrid como del Barça, y otra gente que les daba un poco igual.

Teníamos un andaluz forofo del Barça que se volvía loco con cada falta que hacía el Madrid; otro grupo de catalanas que, a pesar de pescar en fútbol, animaban al equipo a cada rato; un negrillo angoparlante que se estresaba cada vez que el Madrid no marcaba... etc.

Tras ver el partido, fuimos a pasar nuestra última noche en este hostal.

2 comentarios:

  1. lopillas dijo...:

    :) Qué divertido todo. Ya se les ve más sueltillos baja sube entra sale tiqui taca
    Samu ya llegó a Santiago!! otro trotamundos loco por estos mundos de dios

  1. lopillas dijo...:

    Llevas un collar nuevo!!! Caiste en la tentación del consumismo muajajaja

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